Mercé Brey. Socia Más Diversity

El trabajo ocupa un lugar central en nuestras vidas; le dedicamos un tercio de nuestro tiempo de vigilia. Por tanto, las empresas emergen como una pieza crucial en el proceso de transformación hacia una sociedad más amable. Atendiendo a estos dos comentarios, podemos concluir de forma inmediata: cuantas más empresas abracen un modelo de gestión más respetuoso con las personas y con el entorno, mejor será nuestra sociedad. O veámoslo desde otro ángulo, el de la rentabilidad. 

Un número cada vez mayor de empleados necesitan que sus valores estén alineados con los de la empresa donde trabajan siendo requisito indispensable para comprometerse. Ya sabemos que si no hay compromiso, baja drásticamente la aportación de valor . Y podemos añadir que estos mismos trabajadores, en su vertiente de consumidores, prefieren adquirir productos y servicios suministrados por empresas con las que compartan esa misma filosofía. El reto está servido. Si una empresa ya sea grande o pequeña quiere seguir siendo competitiva no tiene más remedio que evolucionar hacia un modelo de gestión más acorde con lo que está demandando el mercado. Esto es, más transparencia, más foco en la persona, más respetuosa con el medio ambiente, más congruencia entre lo que dice y lo que hace,…más auténtica. Y no es un tema baladí, está en juego su rentabilidad porque si no hay talento comprometido no hay aportación de valor. 

Por tanto, ya sea por una motivación más trascendente o por puro pragmatismo empresarial lo cierto es que necesitamos evolucionar nuestro modelo de gestión para que nuestro negocio se alinee con las exigencias del mercado que están emergiendo. Y poder perdurar de forma exitosa. Pero ponerse manos a la obra en un concepto tan etéreo a veces resulta algo complejo.

Te propongo reflexionar sobre algunos aspectos básicos que pueden ayudarte a recorrer este camino. 

1.- Existe una búsqueda creciente de equilibrio entre la vida profesional y personal 

Las personas, y muy especialmente las nuevas generaciones, demandan a gritos gestionar su tiempo. El desarrollo de la vida personal ha aflorado como una prioridad y no es saludable, ni para el individuo ni para la empresa, que compita con la vida laboral. Todo lo contrario, lo deseable es que ambas convivan y se integren.  Promulgar lo bueno que hemos aprendido del teletrabajo tras la pandemia, cambiar flexibilidad por presentismo pueden ser dos buenas prácticas para mejorar la gestión de alto tan valorado como es nuestro tiempo.

2.- Trabajamos mejor en ambientes donde nos sentimos confortables 

Trabajar en un entorno agradable, casi me atrevería a decir que acogedor, con los medios adecuados y que permita relacionarse entre colegas incrementa notablemente la sensación de bienestar. En cierta ocasión y para documentarme para un libro que estaba escribiendo, realicé un buen número de entrevistas una de cuyas preguntas era: ¿Qué es lo que te generaría mayor bienestar al llegar a tu puesto de trabajo? En un 98.5% de las ocasiones la respuesta fue: el aroma a café recién hecho. Me parece tremendamente revelador el mensaje que subyace tras esta afirmación: la demanda de un cambio de mirada, la necesidad de humanizar las organizaciones. Podemos empezar, por ejemplo, revisando si es posible mejorar las condiciones físicas del lugar de trabajo como la ventilación, la temperatura, si la luz es suficiente y adecuada o si hay un exceso de ruido ambiental.

3.- Las personas necesitamos ser vistas y escuchadas, sentirnos parte de un proyecto para comprometernos 

Frecuentemente las personas que lideran negocios o equipos no consiguen ir más allá de alquilar el tiempo de sus colaboradores. No logran su compromiso ni su implicación. Esto redunda en una elevada dificultad en atraer y retener talento generando unas plantillas mediocres que lastran la competitividad de la empresa. Y es que en muchas ocasiones, inmersos en la vorágine del día a día, no prestamos suficiente atención a las personas con las que trabajamos que a fin de cuentas son las que nos ayudan a construir la cuenta de resultados. Incorporar en nuestra forma de relacionarnos la escucha, practicarla y promoverla, es un acierto seguro. O bien compartir información en lugar de tan solo transmitir instrucciones así como apoyar el reconocimiento y el agradecimiento, son elementos altamente vinculantes y que ayudan a crear una base relacional donde si es posible el compromiso. 

4.- La diversidad abre las puertas a la creatividad y a la innovación 

El mercado es amplio y diverso. Por tanto complejo de gestionar sobretodo si nuestra mirada es limitada. Cada uno de nosotros ve la realidad bajo su prisma particular construido a razón de sus experiencias y vivencias. Es difícil imaginar realidades que nunca han sido experimentadas. En cambio el mercado se mueve a una velocidad vertiginosa. Es volátil, incierto y ambiguo en muchas ocasiones. Adaptarse y sobresalir dependerá mayoritariamente de nuestra capacidad de “leerlo e interpretarlo”. Y para ello necesitamos a personas que puedan “mirarlo” desde un prisma distinto al nuestro, complementándolo. Es una sabia decisión rodearse de personas cuyo perfil difiera del nuestro. Abrazar la diversidad en toda su dimensión nos aporta un sinfín de matices facilitando el acceso a aspectos tan relevantes como la creatividad o la innovación. Promover la diversidad en el entorno laboral es, sin duda, la mejor apuesta para evolucionar al ritmo que impone el mercado.