Como cada 25N, hoy celebramos el Día Internacional Contra la Violencia de Género, un día que nos sirve para visibilizar y denunciar una realidad cotidiana que se da en múltiples formas y de manera estructural y sistemática, tanto es así que una de cada dos mujeres ha sufrido algún tipo de violencia de género a lo largo de su vida

Cabe destacar que la violencia de género no es solo física ni es siempre fácilmente detectable, sobre todo en sus primeras etapas. Es por ello por lo que debemos sustantivarlas en plural: violencias de género; pudiendo ser laboral, económica, institucional, psicológica, simbólica, sexual y física.

La violencia empieza a generarse mediante una sutil relación de poder, en la que la víctima va entrando en un espacio de dependencia e incapacidad de trazar límites y que poco a poco se va haciendo cada vez más explícita. 

Los micromachismos, el lenguaje sexista, la invisibilización y la anulación suelen dar paso a los chantajes emocionales, la humillación, el desprecio, la desvalorización y la culpabilización. Si la relación de poder consigue sus objetivos se puede quedar ahí, si la víctima se revela contra su agresor este puede pasar a los siguientes pasos, la amenaza, los gritos y la violencia física.

Garantizar los buenos tratos en la organización: una tarea colectiva

Las organizaciones son espacios donde se dan relaciones sociales y donde se reproducen los mismos comportamientos que se dan en otro tipo de entornos. Además existen jerarquías y relaciones de poder formales e informales que pueden favorecer el trato desigual y la discriminación, por lo que siempre debemos tener presente la posibilidad de que existan realidades de acoso sexual y abuso cuestiones de las que ningún espacio está completamente a salvo.

La lucha contra la violencia de género es una cuestión que nos atañe a todos y todas. No podemos dejar solo en manos de la víctima denunciar una situación de acoso o violencia y responsabilizarla, esperando a que ella sola enfrente a una relación de poder que ya se ha consolidado. Más aún en un espacio de relaciones sociales y vínculos establecidos como son las organizaciones, en las que afrontar esta realidad y denunciar a un compañero o un superior nunca es tarea fácil y puede tener consecuencias inesperadas.

Es por ello por lo que debemos corresponsabilizarnos y actuar si vemos algún comportamiento que no consideremos adecuado. Está en manos de todos y todas evitar que este tipo de situaciones se den. 

Es importante enfatizar que, como organizaciones seamos activos a la hora de evitar relaciones de discriminación y abuso. Por un lado, desarrollando actividades para concienciar y visibilizar esta realidad con el fin de corregir sesgos, estereotipos y prejuicios que conduzcan a comportamientos machistas. Y, por otro, generando estructuras como el comité de igualdad o las agentes de igualdad que permitan canalizar las situaciones de discriminación de una manera adecuada, con formación y conocimientos para acompañar a las víctimas garantizando su integridad y realizando la mejor gestión posible del conflicto.

Además, las organizaciones donde los buenos tratos se ejercen activamente tienen más posibilidades de atraer y retener talento femenino, siendo este una fundamental ventaja competitiva en los escenarios de incertidumbre y cambio constante en los que actualmente estamos inmersos. Sin dejar de lado que una organización donde no se dan casos de acoso sexual ni otro tipo de comportamientos discriminatorios va a tener una considerable mejor reputación corporativa.

Te acompañamos en el viaje hacia los buenos tratos

Desde +Diversity, realizamos talleres, conferencias y contenidos en distintos formatos, para sensibilizar y concienciar al conjunto de la plantilla sobre esta realidad. 

Asimismo, tenemos formaciones específicas sobre protocolos de acoso para dar conocimientos y herramientas a las agentes de igualdad y otras responsables de velar por que se den relaciones igualitarias dentro de las organizaciones, con el objetivo fomentar entornos donde los buenos tratos sean una bandera que podamos blandir con orgullo y que, cada vez más, la violencia contra las mujeres sea una rémora en extinción.