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Adrián Fernández / Madrid 

El coronavirus está cambiando todo lo establecido. En tan sólo dos meses, la sociedad ha transformado sus rutinas, sus hábitos e incluso sus valores. En general, ahora somos más empáticos, generosos e incluso parece que colaboramos más entre nosotros. Siempre habrá casos aparte.

Por otro lado, el sector económico también está viviendo una profunda transformación, haciendo que las empresas se reiventen a pasos agigantados. Hace unos meses, para muchos trabajadores, el teletrabajo era una forma de trabajar desconocida y ahora mismo, por ejemplo, en el sector de las startups, 8 de cada 10 ya lo han implementado de manera eficaz, según un reciente estudio de Telefónica. Con el coronavirus en nuestras vidas, tenemos ante nosotros uno de los mayores retos a los que se enfrenta la sociedad en el siglo XXI: cooperar para ser más fuertes y co-crear una sociedad mejor.

Cada día vemos muchos ejemplos de solidaridad donde personas anónimas contribuyen a crear una sociedad mas humana. Para poder seguir consolidando esa solidaridad vamos a necesitar de personas que tengan un estilo de liderazgo más femenino.: Enfermeras, medicas, políticas, cuidadoras, conductoras, cajeras y así una lista sin fin de mujeres que lo están dando todo en estos momentos por seguir manteniendo el llamado ‘estado del bienestar’.

Los datos avalan su enorme esfuerzo. Según la Encuesta de Población Activa, las mujeres son mayoritarias en el sector sanitario: un 51% son médicas, un 84% son enfermas, un 72% son farmacéuticas y un 82% son psicólogas. En palabras de Mercé Brey en su articulo ‘La disrupción más necesaria: liderar desde lo femenino’: “Todo apunta a que ese lado femenino vamos a necesitarlo, y en gran medida, para la nueva realidad que ya apunta”.

Por ejemplo, según un artículo publicado en la conocida revista Forbes, las mujeres políticas que han estado al frente de esta pandemia en sus respectivos países han puesto en marcha medidas muy eficaces para combatir el coronavirus. Sin ir muy lejos, en Alemania, por ejemplo, Angela Merkel empezó lo antes posible a realizar pruebas masiva a la población para detectar el virus. En el caso de Islandia, su primera ministra Katrín Jakobsdóttir ofreció pruebas gratuitas entre sus ciudadanos para detectar el coronavirus y en el caso de Dinamarca, actuar rápido ha convertido al país en uno de los lugares con menos muertes del continente europeo. Su primera ministra Mette Frederiksen cerró las fronteras, los espacios de enseñanza y prohibió reuniones de más de 10 personas cuando el virus aún no se había llevado tantas vidas por delante. 

El coronavirus nos ha hecho parar. Parar para reflexionar. Al final, se tendrá que producir una especia de simbiosis entre lo masculino y lo femenino que nos permita replantearnos nuestro futuro. ¿Cómo lo conseguiremos? Sólo si cooperamos. Así podremos caminar hacia un futuro de equidad, un futuro solidario y un futuro justo.