Vivimos en un mundo en constante aceleración, ante nuestros ojos se presentan importantes retos económicos, ecológicos, sociales y sanitarios. La creciente digitalización y automatización de la economía y la completa tecnologización de las redes de comunicación están generando cambios profundos en la estructura social y en la propia identidad de las personas.
Ante este paradigma de incertidumbre y cambio, la única certeza existente es que la flexibilidad y la capacidad de adaptación son aptitudes fundamentales que tanto las personas como las organizaciones debemos ser capaces de adquirir y gestionar.
En este contexto global, acelerado e incierto, la diversidad se torna una realidad de creciente importancia y una buena gestión de la misma puede ayudarnos a lograr nuestros objetivos e incluso a mejorar nuestros resultados. Pero, antes de nada, ¿qué entendemos por diversidad?.
La diversidad es el reconocimiento explícito de que las personas tenemos trayectorias y experiencias distintas según nuestro género, identidad u orientación sexual, lugar de origen, etnia, cultura, religión o incluso por nuestras capacidades intelectuales y fisiológicas, que nos permiten tener cualidades y aptitudes diferentes desde la que aportar valor a nuestro entorno.
¿Por qué es importante que las organizaciones asuman la diversidad como valor estratégico?
La diversidad no es solo, que también, una realidad que debemos aprender a gestionar por justicia social y ética corporativa, es, además, un valor estratégico cada vez más importante en nuestra estrategia empresarial.
Es bien sabido que en el contexto de policrisis anteriormente mencionado, las organizaciones que se internacionalizan, que operan en distintos mercados y que descentralizan sus estructuras, tienen mayor capacidad de adaptación, pueden aprovechar mejor las oportunidades y, en definitiva, tienen más resiliencia. Otra ventaja competitiva tendrán aquellas empresas que sean capaces de atraer y retener todo el talento posible, centrándose en conseguir el mayor compromiso por parte de su plantilla desde la creación de entornos laborales donde el bienestar y la motivación sean una realidad fehaciente.
En este sentido es importante considerar la diversidad como una fuente imprescindible de talento. Trabajar en un ambiente inclusivo, en el que se respeten y se valoren las diferencias y en el que la igualdad de oportunidades sea una realidad, favorece un ambiente de trabajo atractivo y se refleja en un mayor rendimiento de todo el personal, precisamente por valorar sus diferencias.
Apostar por una cultura e identidad organizativa de equidad, pluralidad e inclusión en la que las habilidades, capacidades y formas de pensar de las personas que integran la empresa se respete, contribuye a tomar las mejores decisiones.
Beneficios de una buena gestión de la diversidad
Está demostrado que las empresas que hacen de la diversidad y la inclusión una prioridad suelen ser hasta un 22% más efectivas que aquellas que obvian este factor. Algunos de los principales beneficios que podemos conseguir aplicando una buena gestión de la diversidad son:
- Perspectivas diferentes: ante una problemática siempre existen distintas soluciones, algunas más eficientes y mejores que otras. Integrar distintos perfiles aportará soluciones innovadoras, planificará mejores estrategias o diseñará productos de mayor calidad.
- Innovación: los grandes cambios sociales siempre han venido de la mano del intercambio cultural. El intercambio de pensamiento entre diferentes posibilita el florecimiento de nuevas ideas para mejorar y aplicar nuevas soluciones a lo que siempre se ha hecho de un determinado modo.
- Aumento de la creatividad: la diversidad bien gestionada favorece la creatividad porque permite expresarse con confianza y exponer las ideas con mayor seguridad.
- Resolución de problemas: no solo porque en un entorno inclusivo se dan menos conflictos y se aumenta la motivación, también porque las distintas perspectivas anteriormente mencionadas aportan enfoques que pueden permitir salvar obstáculos que un pensamiento lineal y uniforme no consigue solventar.
- Reputación corporativa y employer brand: una empresa donde se dan relaciones saludables y donde la inclusión está garantizada es un lugar atractivo que atrae y retiene el talento y proyecta una imagen positiva hacia el exterior de nuestra organización.
En definitiva, la diversidad e inclusión aumentan el rendimiento, la motivación, el compromiso de nuestra plantilla haciendo que ésta pueda aportar todo su potencial y alcanzar nuestros objetivos con mayor éxito.
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Sabemos que a veces no es fácil gestionar la diferencia incluso aunque haya voluntad de tener un entorno diverso e inclusivo. Por eso desde +Diversity ofrecemos distintos talleres, programas y formaciones que ayudan a que los diferentes niveles de la organización integren una visión incluyente y eliminen posibles sesgos y prácticas que dificultan la existencia de una diversidad exitosa.
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