Adrián Fernández / Madrid
Los emprendedores no entienden de límites. Sólo creen en un proyecto y luchan por hacerlo realidad. Es el caso de Diego Soliveres, un joven tinerfeño que tras vender cupones y crear una banda tributo a Queen creó su propia marca de zapatillas. A pesar de que cuenta con una discapacidad visual del 75%, esto no ha supuesto un frenazo en su vida. Tras una intensa vida, él mismo asegura que “las barreras nos las ponemos nosotros” y que realmente “hay que invertir la energía y el tiempo en derribarlas”. Esta es su historia.
Diego Soliveres: de estudiar Derecho a crear su propia marca de zapatillas
Diego nace en Tenerife en 1980. Por motivos educativos y familiares, con 6 años de edad él y sus padres deciden trasladarse a vivir a la ciudad alicantina de Alcoy. Allí estudia en uno de los colegios que la O.N.C.E tiene repartidos por toda España.
Una vez finalizados sus estudios en el colegio, comienza la carrera de Derecho en la Universidad de Alicante. Sin embargo, confiesa que su vocación siempre había sido el periodismo. Por desgracia, esta carrera no se podría cursar en Alicante y “tampoco estaba la situación en casa como para poder mandarme a estudiar fuera”. Curso tras curso vio como estos estudios no eran su pasión. En ese momento, y tras el desencanto con la carrera de Derecho, decide dar un giro de 360° a su vida y comienza a tocar la batería. Fue tal su pasión por este instrumento que pronto montó su propia banda tributo a Queen, llamada ‘Born to be Queen’. “Como siempre he sido el mayor apasionado y fanático de Queen del mundo, me decidí a montar una banda tritubo, en la que el aspecto visual no fuera lo importante y que la gente, cuando cerrara los ojos, pensara que escuchaba a Queen” explica Diego.
Con ‘Born ton be Queen’ Diego realiza conciertos por toda la geografía española, llegando incluso a tocar en la Convención Anual de Fans de Queen de España como banda tributo invitada. Sin embargo, el grupo se disolvió por discrepancias entre sus miembros. Tras acabar con la banda tributo de Queen, comienza a vender cupones de la O.N.C.E, algo que “para nada eran mis expectativas en la vida”.
Su añoranza por la música, por el trabajo en equipo y el sentirse útil le llevan a inscribirse en el equipo de Fútbol para Ciegos de Alicante, una etapa que para Diego «además de alegrías y disgustos con el Madrid, también me ha dado la vida que tengo ahora”. En este equipo de fútbol conoce a los que son, a día de hoy, sus socios de trabajo: Aitor Carratalá y Roberto Mohedano. Con ellos, Diego conectó desde el primer momento y “supuso el camino hacia lo que hacemos actualmente”.
Su aventura comienza, precisamente, en el equipo de Fútbol para Ciegos de Alicante. Aitor y Roberto, con una bonita amistad previa, deciden llevar a uno de sus entrenamientos unas zapatillas que habían diseñado para enseñarlas a los jugadores. Todos los allí presentes quedaron encantados con el prototipo que les habían enseñado y pronto comenzaron a diseñar más zapatillas. “Como me encanta meterme en todos los fregáos y no sé decir que no cuando me piden ayuda, colaboré estrechamente con ellos para hacer ese modelo” recuerda Diego.
Timpers, las zapatillas inclusivas de Aitor, Roberto y Diego
En marzo del 2018 y, tras el primer acercamiento de Diego, Aitor y Roberto gracias al deporte, comienzan a diseñar sus primeras zapatillas inclusivas. Su único requisito era que pudiesen ser usadas por todo el mundo, independientemente de que fuesen ciegos o no.
Para poder crear unas zapatillas inclusivas es fundamental su diseño, y para ello, el tacto se convierte en el vehículo fundamental que permite ‘ver’ estas zapatillas. Al tocarlas uno puede apreciar los materiales y texturas con los que están fabricadas. Por esta razón, este aspecto es muy importante en su diseño: “Todos nuestros modelos están hechos a base de contrastes de materiales y texturas que, al tocarlas, nos evocan sensaciones únicas como recordarnos un objeto, un lugar, una situación o, simplemente, un contraste especial, como suavidad y rugosidad” contaba Diego Soliveres en una entrevista para el portal Menudas Empresas. En el lanzamiento de su primera colección de zapatillas vendieron más de 400 pares y, gracias a la aceleradora de empresas Lanzadera, este proyecto comenzó a despegar y generar notoriedad.
A día de hoy, la marca sigue viento en popa y, aunque la COVID-19 ha modificado algunos de sus objetivos, entre sus próximos retos está el de aumentar la plantilla y crear nuevos modelos de zapatillas.
Para Diego, Timpers ha cambiado su vida y relata que, tras poner en marcha este proyecto, «yo pasé, del Derecho, de la música y de vivir en Alicante toda mi vida, a diseñar zapatillas y trasladarme a vivir a Valencia, ya que fuimos uno de los proyectos seleccionados por Lanzadera, la aceleradora de empresas de Joan Roig, presidente de Mercadona y, desde mayo de 2019, me lo dejé todo en Alicante, para apostar y pelear por este proyecto”.
Pensar, asimilar y seguir “a la marcheta”
Timpers es un proyecto que sirve como ejemplo para romper con la idea que tiene la sociedad sobre la discapacidad y demostrar al mundo que las capacidades son más importantes que las discapacidades. En muchos casos, es nuestra propia mente la única responsable de no poder avanzar y pensar que no podemos llegar a lo que queremos. “No hay que mirar la discapacidad o las limitaciones, sino las grandes y extraordinarias capacidades que tenemos cada uno de nosotros. Cuando seamos capaces de ver que importan más nuestras capacidades que nuestras discapacidades, habremos dado un gran paso” recalca Diego.
Para normalizar la discapacidad es necesario hacerlo desde todos los ámbitos. Empezando por el propio lenguaje y llegando a la mentalidad de cada uno de nosotros: “No hay que mirar la discapacidad o las limitaciones, sino las grandes y extraordinarias capacidades que tenemos cada uno de nosotros. Cuando seamos capaces de ver que importan más nuestras capacidades que nuestras discapacidades, habremos dado un gran paso” afirma Diego.
Para él, este proyecto lo define como “la oportunidad de tener un trabajo en el que no esté expuesto en la calle, pasando calor en verano y frío en invierno y, además, con muchísima proyección. Además, el carácter social de la empresa y la misión de poner nuestro granito de arena en el apoyo de la discapacidad, coincide totalmente con mis valores, lo que hace que tenga una gran satisfacción por lo que hago”.
Al ser preguntado por si su ejemplo sirve para acabar con los estereotipos, Diego se ruboriza. Cree que los deportistas paralímpicos o casos de personas que han pasado por situaciones complejas, como por ejemplo salir de la droga o ser madre soltera y sacar una familia adelante, si son buenos referentes para acabar con las barreras. Sin embargo asegura que le gustaría que su ejemplo sirviera para que la gente “a través de un ciego diseñando zapatillas, pueda, algún día, normalizar todo lo que tiene que ver con la discapacidad”. Con eso, si se sentiría pleno.
Por último, y no menos importante, le preguntamos a Diego que es lo que le ha enseñado la vida. Su respuesta es directa. “Lo que más he aprendido de la vida es que es cuestión de actitud y que, en la mayoría de las ocasiones, nosotros (y solo nosotros) tenemos la llave de cómo queremos vivirla” por que “habrá cosas insuperables pero tengo clarísimo que son las menos y, en esos casos, como digo yo, lo que hay que hacer es pensar, asimilar y seguir “a la marcheta”, hasta poder girar la situación”. Además, el quererse uno mismo y ser agradecido son los otros dos pilares básicos de la vida diaria de Diego.
Queda un largo camino por recorrer
El caso de Diego Soliveres viene a decir al mundo que, aunque todos tenemos nuestros obstáculos en la vida, podemos superarlos. La cuestión es cambiar la mentalidad y pasar del ‘Yo no puedo’ al ‘Claro que yo puedo’. Porque, al final, las personas están por encima de su discapacidad y de sus propios límites.
Sin embargo, en este ámbito queda mucho trabajo por hacer. Los datos están sobre la mesa y no son muy halagüeños. En nuestro país, 3 de cada 4 personas con discapacidad en edad de trabajar, no lo hacen. Además, las personas con discapacidad cobran hasta un 17% menos que el resto según el INE. Esto supone que, tanto la sociedad, como las empresas, como las administraciones públicas tiene aún mucho trabajo por delante y tienen que trabajar conjuntamente para construir un camino justo, igualitario y equitativo.
Ya lo dice Timpers en su claim principal: ’La marca más normal del mundo’. Y es que todos sabemos que todavía quedan muchos flecos pendientes para normalizar lo que suena diferente. Para ello, eliminar los prejuicios, las percepciones y la indiferencia de las personas con discapacidad es un buen punto de partida para empezar a caminar a la tan ansiada normalización. Y si llevas puestas unas zapatillas Timpers, mejor que mejor.
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